Este artículo defiende el club de lectura como una estrategia didáctica integral que promueve el aprendizaje de la lengua desde un enfoque socioafectivo. A partir de una experiencia real, se argumenta que el club de lectura, entendido como un espacio colaborativo y emocionalmente seguro, permite mejorar la competencia lingüística, lectora y literaria del alumnado. Su carácter horizontal reduce la ansiedad lingüística y favorece la participación, el pensamiento crítico, la empatía y la autoestima comunicativa.
Asimismo, además de analizar el papel del docente como mediador en un entorno de coenseñanza, se propone también una selección de lecturas contemporáneas que rompen con el canon oficial, capaces de suscitar debates significativos a la vez que contribuyen a reforzar el vínculo entre lengua y cultura. El club de lectura se configura, así, como una comunidad de práctica que potencia las habilidades pragmáticas, interculturales y socioemocionales del alumnado. En conclusión, se defiende que esta metodología no solo mejora el aprendizaje del idioma, sino que contribuye a una educación más humanizada, inclusiva y reflexiva, donde el lenguaje es vivido como experiencia integradora.